El Cristo Redentor se construyó con notables técnicas de ingeniería para garantizar su estabilidad frente a los elementos. El interior se diseñó para soportar el peso de la estatua y resistir las presiones sísmicas y del viento.
Con el tiempo, los esfuerzos de restauración y mantenimiento han conservado estos detalles estructurales, preservando tanto su importancia histórica como su impacto cultural como símbolo de fe y resistencia.